En nuestro país la legislación sobre Riesgos Laborales se ha convertido de una premisa básica a seguir por todo tipo de empresas. Sin embargo, en ocasiones olvidamos que esta normativa incide no sólo en la peligrosidad y seguridad que puede incluir un puesto de trabajo en concreto, sino también en el entorno que rodea a dicho puesto de trabajo, y cómo éste puede influir en la productividad de los trabajadores.
La ergonomía es la ciencia que se ocupa del diseño de los puestos de trabajo para que éstos coincidan con las necesidades no sólo fisiológicas y anatómicas del trabajador, sino también las psicológicas. La variante de esta ciencia sobre la que se ha incidido más la legislación en materia de salud y seguridad laboral es la ergonomía física, que se ocupa del diseño del puesto de trabajo para evitar enfermedades relacionadas con las condiciones laborales deficientes: posturas de trabajo, sobreesfuerzos, seguridad, etc.
Sin embargo, con frecuencia se deja en segundo plano la aplicación de la ergonomía cognitiva (carga del trabajo mental, toma de decisiones, el estrés y la capacitación del trabajador para desempeñar su trabajo, etc.) y la organizacional (la comunicación, la gerencia de recursos humanos, el diseño de las tareas, de las horas laborales, etc.)
En este sentido, la Organización Mundial del Trabajo (OMT) incide en cómo incluso los más pequeños cambios ergonómicos en el puesto de trabajo, el diseño del mismo o las tareas a llevar a cabo pueden mejorar la comodidad, la salud, la seguridad y la productividad del trabajador.
En relación a la importancia del diseño del puesto de trabajo la OMT destaca que es necesario tener en cuenta las características mentales y físicas del trabajador. El diseño del puesto de trabajo puede determinar si éste será variado o repetitivo, si permitirá al trabajador estar cómodo o le obligará a adoptar posiciones forzadas, o si entrañará tareas interesantes y estimulantes (o bien aburridas y monótonas).
Un puesto de trabajo bien diseñado:
- Permitirá al trabajador modificar la posición del cuerpo;
- Incluirá distintas tareas que le estimulen mentalmente;
- Dejará cierto margen al trabajador en la toma de decisiones;
- Dará al trabajador una sensación de utilidad;
- Facilitará la formación adecuada para que el trabajador aprenda nuevas tareas;
- Facilitará horarios de trabajo y descanso adecuados, para proporcionar al trabajador tiempo para realizar sus tareas y descansar;
- Dejará un período de ajuste a las nuevas tareas, a fin de que el trabajador se acostumbre gradualmente a sus nuevas funciones.
Existen varios factores de sencilla aplicación a la hora de diseñar o rediseñar los puestos de trabajo de nuestra empresa:
- Evitar los puestos de trabajo aislados que creen claustrofobia o miedo, ni excesivamente abiertos que creen inseguridad. Deben facilitar una fácil comunicación con los compañeros.
- Elegir colores adecuados para acondicionar los puestos de trabajo. Colores muy llamativos, como el rojo, o que generan un alto contraste (blanco/negro), dificultan la concentración, produciendo estrés y fatiga ocular.
- Una buena iluminación. Tanto si ésta es demasiado intensa o insuficiente lleva a forzar la vista, originando cansancio y agotamiento.
- El clima adecuado. Para el bienestar del trabajador es importante mantener los valores fundamentales de temperatura (entre 20 y 22º C, y en verano nunca más de 26ºC) y humedad del aire, así como evitar corrientes de aire excesivas.
Las estadísticas reflejan que un trabajador que desempeña sus tareas en un puesto de trabajo adecuado a sus capacidades y cualificaciones puede mejorar su productividad hasta un 3%. Un trabajador que no se siente motivado por sus superiores o que no entiende la estrategia de su empresa tiende a sentirse fuera de lugar, desconcertado y prescindible por parte de sus superiores.
Los expertos aconsejan facilitar una comunicación más directa con el trabajador. Conocer sus temores acerca de la evolución de la empresa (principalmente si ésta está pasando por un mal momento o si está creciendo rápidamente), escuchar sus demandas y propuestas sobre sus tareas, informarle con transparencia sobre las novedades de la empresa o incluso facilitar su reubicación en caso de que el trabajador no se sienta a gusto con sus tareas habituales son factores que pueden aumentar significativamente el éxito de una empresa, más si tenemos en cuenta que el 86% de los empleados admiten no estar motivados en su puesto de trabajo actual.